Sus únicas vistas las cortinas del salón de los vecinos y frente al balcón, un edificio blanco que en verano daba sombra.
Veía ventanas, alguna carretera y gente que a veces subía o bajaba las persianas. Pedazos de mierda de los demás.
Veía llover y se mojaba.
Un buen día quiso saber cómo era la habitación de cada una de las ventanas que veía desde su balcón y ahora está muerta.